Harry Styles. Pequeño cambio.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
martes, 26 de noviembre de 2013
Un sueño
Un sueño
Manuel Acuña
¿Quieres oír un sueño?
Pues anoche
vi la brisa fugaz de la espesura
que al rozar con el broche
de un lirio que se alzaba en la pradera
grabó sobre él un «beso»,
perdiéndose después rauda y ligera
de la enramada entre el follaje espeso.
Este es mi sueño todo,
y si entenderlo quieres, niña bella,
une tus labios en los labios míos,
y sabrás quién es «él», y quién es «ella».
Nocturno a Rosario
Manuel Acuña nació el 27 de agosto de 1849 en Coahuila (México) y falleció en Ciudad de México el 6 de diciembre de 1873 fue un importante poeta mexicano perteneciente al movimiento romántico.
Lamentablemente tuvo una vida muy corta, aunque comenzó a escribir de pequeño e incluso estudió varios idiomas entre los que se encontraban el latín y el francés; también comenzó a estudiar medicina.
Pese a haber fallecido a los 24 años (se quitó la vida ingiriendo cianuro) tuvo una vida literaria sumamente fructífera, una de sus obras que más ha trascendido es "Nocturno", el cual dedicó a Rosario de la Peña, de quien se hallaba enamorado y que se intuye fue una de las causas de su suicidio.
Nocturno a Rosario
Manuel Acuña
I
¡Pues bien! Yo necesito
Decirte que te adoro
Decirte que te quiero
Con todo el corazón;
Que es mucho lo que sufro,
Que es mucho lo que lloro,
Que ya no puedo tanto
Al grito que te imploro,
Te imploro y te hablo en nombre
De mi última ilusión.
II
Yo quiero que tú sepas
Que ya hace muchos días
Estoy enfermo y pálido
De tanto no dormir;
Que ya se han muerto todas
Las esperanzas mías,
Que están mis noches negras,
Tan negras y sombrías
Que ya no sé ni dónde
Se alzaba el porvenir.
III
De noche, cuando pongo
Mis sienes en la almohada
Y hacia otro mundo quiero
Mi espíritu volver,
Camino mucho, mucho,
Y al fin de la jornada
Las formas de mi madre
Se pierden en la nada
Y tú de nuevo vuelves
En mi alma a aparecer.
IV
Comprendo que tus besos
Jamás han de ser míos,
Comprendo que en tus ojos
No me he de ver jamás,
Y te amo y en mis locos
Y ardientes desvaríos
Bendigo tus desdenes,
Adoro tus desvíos,
Y en vez de amarte menos
Te quiero mucho más.
V
A veces pienso en darte
Mi eterna despedida,
Borrarte en mis recuerdos
Y hundirte en mi pasión
Mas si es en vano todo
Y el alma no te olvida,
¿Qué quieres tú que yo haga,
Pedazo de mi vida?
¿Qué quieres tú que yo haga
Con este corazón?
VI
Y luego que ya estaba
Concluido tu santuario,
Tu lámpara encendida,
Tu velo en el altar;
El sol de la mañana
Detrás del campanario,
Chispeando las antorchas,
Humeando el incensario,
Y abierta allá a lo lejos
La puerta del hogar...
VII
¡Qué hermoso hubiera sido
Vivir bajo aquel techo,
Los dos unidos siempre
Y amándonos los dos;
Tú siempre enamorada,
Yo siempre satisfecho,
Los dos una sola alma,
Los dos un solo pecho,
Y en medio de nosotros
Mi madre como un dios.
VIII
¡Figúrate qué hermosas
Las horas de esa vida!
Qué dulce y bello el viaje
Por una tierra así!
Y yo soñaba en eso,
Mi santa prometida;
Y al delirar en ello
Con alma estremecida,
Pensaba yo en ser bueno
Por ti, no más por ti.
IX
¡Bien sabe Dios que ese era
Mi más hermoso sueño,
Mi afán y mi esperanza,
Mi dicha y mi placer;
Bien sabe Dios que en nada
Cifraba yo mi empeño,
Sino en amarte mucho
Bajo el hogar risueño
Que me envolvió en sus besos
Cuando me vio nacer!
X
Esa era mi esperanza...
Mas ya que a sus fulgores
Se opone el hondo abismo
Que existe entre los dos,
¡Adiós por la vez última,
Amor de mis amores;
La luz de mis tinieblas,
La esencia de mis flores;
Mi lira de poeta,
Mi juventud, adiós!
miércoles, 20 de noviembre de 2013
Si tú te vas
Quiero que sepas
una cosa.
Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.
Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.
Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.
Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.
Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.
Centímetro a centímetro
Centímetro a centímetro
Rubén Bonifaz Nuño
-Piel, cabello,
ternura, olor, palabras-
mi amor te va tocando.
Voy descubriendo a diario,
convenciéndome
de que estás junto a mí, de que es posible
y cierto; que no
eres,
ya, la felicidad imaginada,
sino la dicha permanente,
hallada,
concretísima; el abierto
aire total en que me pierdo y gano.
Y después, qué
delicia
la de ponerme lejos nuevamente.
Mirarte como antes
y llamarte de
"usted", para que sientas
que no es verdad que te haya
conseguido;
que sigues siendo tú, la inalcanzada;
que hay muchas cosas
tuyas
que no puedo tener.
Qué delicia delgada, incomprensible,
la de verte
lejos,
y soportar los golpes de alegría
que de mi corazón ascienden
al
acercarse a ti por vez primera;
siempre por primera, a cada instante.
Y al
mismo tiempo, así, juego a perderte
y a descubrirte, y sé que te
descubro
siempre mejor de como te he perdido.
Es como si dijeras:
"Cuenta
hasta diez, y búscame", y a oscuras
yo empezara a buscarte, y
torpemente
te preguntara: ¿estás allí?", y salieras
riendo del
escondite,
tú misma, sí, en el fondo; pero envuelta
en una luz distinta, en un
aroma
nuevo, con un vestido diferente.
Espero
Espero
Mario Benedetti
Te espero cuando la noche se haga día, suspiros de esperanzas ya perdidas. No creo que vengas, lo sé, sé que no vendrás. Sé que la distancia te hiere, sé que las noches son más frías, Sé que ya no estás. Creo saber todo de ti. Sé que el día de pronto se te hace noche: sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices, sé que soy un idiota al esperarte, Pues sé que no vendrás. Te espero cuando miremos al cielo de noche: tu allá, yo aquí, añorando aquellos días en los que un beso marcó la despedida, Quizás por el resto de nuestras vidas. Es triste hablar así. Cuando el día se me hace de noche, Y la Luna oculta ese sol tan radiante. Me siento sólo, lo sé, nunca supe de nada tanto en mi vida, solo sé que me encuentro muy sólo, y que no estoy allí. Mis disculpas por sentir así, nunca mi intención ha sido ofenderte. Nunca soñé con quererte, ni con sentirme así. Mi aire se acaba como agua en el desierto. Mi vida se acorta pues no te llevo dentro. Mi esperanza de vivir eres tu, y no estoy allí. ¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás, ¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti? Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí. Porque todas las noches me torturo pensando en ti. ¿Por qué no solo me olvido de ti? ¿Por qué no vivo solo así? ¿Por qué no solo....
Suscribirse a:
Entradas (Atom)